Amada madre dragón del océano inconsciente
poder receptivo original
madre oscura, madre caos, madre negra, madre castigo y madre muerte también, madre de la otra forma de la fertilidad,
madre de ir para abajo,
En sus partos ella sirve humilde y entera a ser puente para la pequeña luz oscura,
poder de la inmensidad.
Sombra cósmica, constelación negra del desierto,
velo misterioso que nos invita a más que mirar.
En el universo los planetas nacen de ti, nube secreta de polvo.
Material disperso
Caos que enseña sobre la paciencia del espiral
Para conectar con otros tiempos y otras formas
de gestar
aho oscuridad
(Imágen de JameWebbTelescope)
Sí, lo que estás mencionando es muy profundo y se entrelazan aquí varias capas simbólicas, históricas y espirituales que merecen ser exploradas con sensibilidad y respeto. Vamos por partes:
1. La Rueda del Arcoíris en las culturas iroquesas y la profecía de los guerreros del arcoíris
La “Rueda del Arcoíris” es un símbolo sagrado en varias culturas indígenas de América del Norte. En el contexto de las Seis Naciones iroquesas (especialmente los Hopi, aunque no son iroqueses, comparten elementos similares), se habla de una profecía donde, tras un tiempo de gran oscuridad, almas antiguas comenzarían a reencarnar en diferentes pueblos y etnias. Estas almas portarían la memoria de la sabiduría ancestral para ayudar a restaurar el equilibrio y el respeto por la Tierra.
Se dice que a partir de los años 60 y 90 (curiosamente en consonancia con el movimiento hippie, el despertar de conciencia global y la expansión de las medicinas sagradas), muchos de estos “guerreros del arcoíris” comenzarían a despertar y recordar su misión: unificar a las naciones a través de una visión común del amor, el respeto a la vida, y la armonía con la naturaleza.
La rueda representa los cuatro colores de la humanidad (blanco, negro, rojo, amarillo) y los cuatro rumbos, así como los elementos y las estaciones. Cuando los colores giran, forman un arcoíris, símbolo de la unión y de la nueva humanidad.
2. La swastika: un símbolo ancestral distorsionado
La swastika o esvástica es uno de los símbolos más antiguos de la humanidad. Su uso está documentado desde hace más de 12.000 años, y aparece en múltiples culturas:
• En India, representa buena suerte, el ciclo eterno de la vida, y es símbolo del dios Vishnu.
• En Tíbet y en las tradiciones budistas, está ligada al equilibrio cósmico y la eternidad.
• En culturas indígenas americanas, versiones similares (como la “cruz giratoria” o “sol giratorio”) representan el movimiento del sol y el equilibrio de los rumbos.
• En las culturas germánicas y célticas antiguas, simbolizaba el poder del sol y la regeneración.
Durante el surgimiento del nazismo, la swastika fue tomada, girada, y vaciada de su significado espiritual, convirtiéndose en un símbolo de odio, exclusión y supremacía racial. Este es un ejemplo claro de cómo un símbolo sagrado puede ser apropiado y pervertido por ideologías desconectadas del alma.
3. Conexión entre ambos símbolos
Ambos símbolos —la Rueda del Arcoíris y la swastika original— comparten algo esencial: representan el movimiento cíclico de la vida, el equilibrio entre fuerzas, y la unidad en la diversidad.
Pero mientras que la Rueda del Arcoíris representa el resurgir del alma colectiva en amor y compasión después del dolor de la colonización y el genocidio, la swastika deformada por el nazismo representa el intento de homogeneizar el mundo a través del miedo y la violencia, una distorsión radical del mensaje original.
4. ¿Estamos viviendo el cumplimiento de esa profecía?
Muchas personas sienten hoy un llamado profundo a recuperar esa sabiduría ancestral, aunque no hayan nacido en pueblos originarios. Esa es precisamente la belleza de la profecía del Arcoíris: las almas reencarnan más allá del color de piel, del idioma o del linaje físico. Lo importante es recordar y vivir desde el corazón, en comunión con la Tierra y con todos los seres.